Reparan secuelas de neurocirugías en hospital Cordero de San Fernando
En la última edición de la Revista Argentina de Neurocirugía, un equipo de neurocirujanos y cirujanos estéticos del hospital provincial Petrona V. de Cordero de San Fernando publicó un informe sobre el uso de la llamada lipotransferencia que, por primera vez en el país, se utilizó para reparar las marcas que dejan las neurocirugías en el rostro de los y las pacientes.
Es que después de una operación en la zona de la cabeza, si bien la mayoría de las personas agradece haber recuperado la salud, suele sentirse disconforme e incómoda por las marcas, hundimientos o cicatrices antiestéticas que quedan a la vista, sobre todo, en la cara.
“Para nosotros es un orgullo entender que hoy desde el hospital público estamos desarrollando estas cirugías de vanguardia y lo estamos ofertando para toda la población. Cualquier persona que haya pasado por esto puede venir a un hospital público y tener una respuesta postquirúrgica para estas secuelas que no son menores”, explicó el director ejecutivo del hospital Cordero, Juan Delle Donne.
La publicación evalúa la aplicación de la técnica sobre 45 pacientes, 29 mujeres y 16 varones, que nunca antes se había probado en Argentina para este tipo de casos. Si bien esta técnica es conocida y aplicada para otros cuadros, es la primera vez que se la emplea para reparar las huellas post neurocirugía.
El equipo del Cordero está compuesto por el neurocirujano Matías Baldoncini y la neurocirujana Mickaela Echavarría Demichelis. También forman parte del equipo quirúrgico Augusto Barrera, Álvaro Campero, Esteban Ezequiel Bolea y Juan Villalonga, el primero del hospital Churruca Visca y los otros tres de hospitales de San Miguel de Tucumán, que se especializan en neurocirugía y cirugías estéticas.
“Para realizar una neurocirugía tenemos que ‘cortar’ con muy pequeñas incisiones huesos que están en el área frontal o temporal. Esto genera, luego, la falta de esa pequeña porción de hueso y la retracción del músculo, lo que hace que el tejido aparezca hundido y, postcirugía, surge una asimetría”, explica Baldoncini, quien además es profesor de neuroanatomía microquirúrgica en la Facultad de Medicina de la UBA.
Cómo se realiza
El procedimiento es sencillo y mínimamente invasivo: “Con cánulas muy finas extraemos grasa de la zona del abdomen, la procesamos para que queden los componentes necesarios y luego con sedación y pequeñas incisiones los colocamos con jeringas en el área afectada por la neurocirugía”, explicó el cirujano plástico y estético, Augusto Barrera.
La intervención es ambulatoria y dura alrededor de unos 40 minutos. La o el paciente queda en observación y recuperación durante un rato y luego es dado de alta. Los especialistas aseguran que se obtuvieron resultados estéticos favorables de revoluminización y corrección de los defectos craneales.
“Esta es otra prueba más de cómo en el sistema público se pueden dar respuestas de vanguardia, pioneras partiendo de las investigaciones realizadas desde el mismo sistema público y que después se van a ofertar desde aquí para toda la población”, concluyó Delle Donne.