La Hipocresia de la Presión Tributaria
Como para comenzar a delinear esta recorte económico es que pregunto, ¿el para qué de los impuestos?. Simple la teoría de la imposición radica en el ideal de afrontar los costos financieros de las actividades de gran impacto social y una difícil personalización de aranceles, y también aportar a la redistribución del excedente de riqueza.
Los argentinos nos encontramos incorporados, desde nuestro nacimiento como Nación independiente, en la doctrina de un Estado benefactor. Esto es tomar a cargo del Estado los pilares de la educación, seguridad social, salud, seguridad y limpieza. Dicho esto, es entonces que “el tener a cargo” las actividades arriba mencionadas no implica que tengan costo cero o gratuidad, significa que cualquier habitante argentino no tiene arancelado o mejor aún pago directo que se deba desembolsar para acceder a esas prestaciones.
Aquí entra en juego la imposición, que es aquel dinero que cada ciudadano debe ingresar para generar la bolsa de recursos de donde el Estado tomará para cubrir los gastos mencionados en el párrafo primero.
Aparece entonces el ejercicio de hipocresía; todos queremos los beneficios sin hacer el sacrificio acorde a nuestras posibilidades.
Hipocresía primera, la propia naturaleza del ser humano en ese instinto animal. Se busca la forma de contribuir financieramente en la menor porción posible. Lo más simple que he visto desde mi profesión, el ingreso en defecto de categorías menores en monotributo.
Hipocresía segunda, el llamado empresariado o patronal, de la queja constante y permanente del asfixio por la carga fiscal tributaria que soportan. Se escucha decir “no se nos deja crecer…”
¿Qué es esto? Cómo se compara qué es el nivel adecuado de presión fiscal? Se nivela también con la contraprestación recibida? Los invito a leer y reflexionar en este punto sobre el sistema de seguridad social de Francia, Inglaterra, Alemania, o Estados Unidos, en comparativa con el argentino, y tomando la llamada presión tributaria de cada uno de ellos.
Volviendo hago un ejercicio matemático que lo simplifico a una constante. IVA (imp valor agregado) 21% + Ingresos Brutos promedio 2.75% + Contribuciones Patronales promedio 27% + 35% promedio del resultado Precio-Gasto. Con las variables de contribuciones patronales que deben ponderarse en toda la producción. Ejemplo dos actividades iguales que venden $ 100.000 el primero con 2 personas, y el segundo con 3, la carga tributaria a mismo nivel económico es diferente. Se incorpora el concepto que a los medios les gusta mencionar de la productividad, rendimiento económico de acuerdo a lo recursos invertidos.
Parte de esta hipocresía es tomar al denominado IVA como parte de la presión tributaria en la posibilidad de la generación de mayor empleo y crecimiento económico. Cuantos de nosotros hemos escuchado, “uyy no, déjame así y vamos viendo, si me paso de categoría tengo que pagar Ganancias, IVA, etc…” Habiendo aseverado lo anterior, es una construcción falsa.. El IVA recae sobre el ciudadano y además con la característica de consumidor final. No es presión fiscal, es una de las formas más simples pero a su vez más injustas de imponer el financiamiento de las diversas acciones mencionadas en el inicio del escrito (salud, seguridad, educación, etc).
Hipocresía tercera, en diversos gobiernos a cargo del Estado, y de distintos colores políticos se ha asegurado que el llamado Impuesto a las Ganancias para personas físicas y en relación dependencia, la llamada 4° categoría; tiene una baja incidencia en la torta de recaudación anual.
Ahora tomo el atrevimiento de dar por válida la hipótesis, y entonces repregunto, por qué no lo eliminan del régimen de contrato de trabajo. Sería más beneficioso desde la propaganda política. En estas dos últimas oraciones pues tenemos la representación de la hipocresía muy gráfica.
Busco con todo esto contribuir a la ampliación de los grados de libertad de cada uno de nosotros.
Por: Alejandro De Guevara