El Náufrago

El accidente ha provocado todo. La nada. Una caverna carente del mínimo atisbo de luz, sin horizonte, en un mar sin estrellas ni firmamento. Ni el recuerdo que dejan las aves. Nunca supe que era la soledad, hasta ahora. Inmerso en este mundo paralelo.
¿Para qué todo el conocimiento previo? ¿De qué me sirve en este estado? ¿Cómo recuperar las voces, cómo escuchar sus nombres? Las aves se quejaban por no dejar su sonido en mi cuerpo. Lo profundo del mar me contiene en su vientre. Los recuerdos son los únicos iluminados. El oxidante mundo corroe mi hoy
¿Para qué todas esas imágenes todas esas voces? La tierra se dio vuelta, me dejó en su centro, allá quedó el afuera, el ellos, acá la nada. El horizonte es mi cuerpo. Con mi cuerpo náufrago en un mundo sin mar. Solo molinos gigantes, no más Dulcinea. Imaginaba este mundo creado por un Quijote despreciado, abandonado y no por mí, pero sus consecuencias la sufro yo, y no él. Yo soy el náufrago.
¿Cómo no retirar la mano ante el primer roce? Cómo no bajar la mirada ante otra mirada? ¿Cómo decir el primer hola?
Hola, no llores más, tu mamá está acá, ahora a casa tomar la leche y mañana vas a ver que tu mamá no llega tarde a buscarte al colegio. Tome señora, se angustió mucho, parecía un náufrago en una tormenta.
Luis Holasek