La Noche y la Luz

La Noche y la Luz

De camino a casa entre el frío y el poco valor del regreso, me duelen las espinas que a oscuras mis pies pisaban… La travesía era siempre un misterio donde la rareza cruzaba ideas, esas, que disparaban ciertas locuras, apurando la vida… Al llegar a mi sitio desolado y de puertas crujientes, me abrasaba la soledad, la cuál era la culpa de mi destino… ¡Qué raro! Todavía hay risas en su interior, seguramente son los fantasmas, esos que habitan la desolada y fría casa, donde los testigos heridos son ellos mismos…

La luz divina se hace presente y una fría palmada siento en mi espalda, el reloj de agujas dobladas, marcan la media noche y a lo lejos el aullido de lobos hambrientos, que no saben que existo. ¡Gracias a Dios, para mi seguridad!… ¡Qué rara es la noche sin luz! Viste de sombras la oscuridad y entre las almas, los fantasmas y el poco fuego que ha quedado en la hoguera, han de dormir lo poco que queda de mí, así estoy desde que la noche desvela la luz y la oscuridad, apaga mis sueños.

Por Juanjo Garnica