Cuidar el aire de casa o el trabajo
Según un estudio de la Asociación Argentina de Alergia, el 20% de la población adulta padece esta enfermedad, cuya presencia creció considerablemente en la última década y sigue un nivel de incremento que se da en todo el mundo, al punto de que los médicos empiezan a verla como la epidemia de este siglo. Los pronósticos tampoco son alentadores; los expertos calculan que en no más de 20 a 30 años, las enfermedades alérgicas alcanzarán al 50% de la población.
A raíz de este aumento y la próxima cercanía con el frío, la Secretaria de Salud Ambiental de la Municipalidad del Pilar informa que tanto en casa como en el lugar de trabajo se puede mejorar el aire que se respira y así evitar los problemas de salud que provoca la contaminación ambiental.
El objetivo es que se inspeccionen los ambientes en especial en esta época del año ya que la llegada del frío provoca que las personas habiten más frecuentemente en espacios cerrados.
Al respecto, la médica especialista en Toxicología del área municipal de Salud Ambiental, Maricarmen Luna Pinto, expresó que “El sistema respiratorio de las personas está cada vez más sensible debido al incremento en la cantidad de autos y la disminución de árboles que limpien el aire. Estos dos factores repercuten en la calidad del aire que respiramos”.
Esto puede tener efectos dañinos a la salud, en especial en relación a los chicos, quienes respiran más aire y pasan mucho tiempo jugando en el piso donde los contaminantes se acumulan.
Existen muchas fuentes de contaminación del aire interior. Las más comunes son moho, polvo, saliva de animales, polen, desechos de roedores y cucarachas; estufas de gas, chimeneas que queman madera, calentadores de kerosén y braseros; vapores de solventes, productos de limpieza, perfumes, limpiadores de horno y alfombras, terminados para madera, pinturas y polvo para pintura con plomo; bacterias, virus y hongos; vapor de pesticidas e insecticidas; y humo del cigarrillo.
A los riesgos ambientales se suma los que pueden producir el monóxido de carbono en lugares con escasa o ninguna ventilación o ante artefactos mal colocados. Este es un gas sin olor ni color pero muy peligroso que se encuentra en el humo de la combustión, como lo es el expulsado por automóviles y camiones, candelabros, estufas, fogones de gas y sistemas de calefacción. Al acumularse en lugares que no tienen una buena circulación, pueden provocar serios problemas de salud, incluso la muerte.
Los síntomas más comunes de la contaminación ambiental son dolor de cabeza, mareos, náuseas, irritación de ojos, nariz y piel, tos y broncoespasmos. Más tarde, y con la exposición crónica a los agentes contaminantes, se presenta asma y alergias.
Para eliminar las fuentes de posibles contaminantes del aire interior, se recomienda ventilar los ambientes aún en invierno; mantener en condiciones los sistemas de calefacción y aire acondicionado y verificar que las salidas al exterior no estén obstruidas; no usar calentadores de kerosén; use los diluyentes apropiados para los productos de limpieza y mantenerlos alejados de los chicos; limpiar el área de las mascotas; controlar la humedad removiendo el vapor de humedad, el agua estancada y materiales dañados por el agua; aspirar y pasar el trapo limpio y húmedo; vigilar la presencia de roedores e insectos y realizar un control adecuado; usar pesticidas solo como último recurso y sólo los autorizados para el hogar; evitar productos sueltos o conozca su fórmula y tener como política de “no fumar” en casa o en el lugar de trabajo.