Daniela Bambill: “Perder NO fue lo mejor que nos podía haber pasado”
Mientras las bases militantes esperan gestos que concreten la unidad del Movimiento, algunos dirigentes insisten en el sectarismo que nos ha llevado a la derrota electoral.
La mezquindad de algunos sectores irrita tanto como las medidas antipopulares del gobierno nacional. Plantear que perder fue lo mejor que nos pudo haber pasado cargando las tintas sobre nuestro candidato en las últimas elecciones es un acto de irresponsabilidad supina, seguramente inspirado en la necesidad de ruido mediático y condescendencia de un minúsculo sector del peronismo… ¿Del peronismo?
Se me ocurre que no es de buen peronista negar errores que son evidentes y descargar las tintas sobre el candidato que nos representó en las últimas elecciones.
El sectarismo purista nos hace tanto daño como la acción mediática contra nuestros dirigentes. ¿No se han enterado que no nos sirvió el cantito y la consigna fácil para seducir a la mayoría que nos dio la espalda en las urnas?
No alcanza con enumerar los logros en términos de políticas públicas y señalar las diferencias con este no-gobierno de las multinacionales. No alcanza con discursos genuflexos para agradar a la “Jefa” y dueña del amor popular.
La sociedad espera más de nosotros: espera propuestas y no denuncias, espera futuro y no pasado, espera responsabilidad y no bravuconadas espasmódicas.
La sociedad argentina está a un paso del descrédito necesario para volver a gritar “que se vayan todos”. Es necesario que quienes ostentan algún tipo de responsabilidad institucional sean precisamente responsables a la hora de declaraciones y discursos.
Jugar a la interna permanente en nombre de la ideología pura y casta nos llevará indefectiblemente a ser una mera fuerza testimonial con representatividad parlamentaria, por supuesto esa representatividad encarnada en el círculo de elegidos por la superestructura seleccionada a tal fin.
Se me ocurre que no es de buen peronista negar errores que son evidentes y descargar las tintas sobre el candidato que nos representó en las últimas elecciones.
De iluminados está empedrado el camino a la derrota. Lo hemos comprobado en las últimas elecciones. Plantear que no hubo errores es el primer error para asegurarnos no salir del berenjenal en que estamos metidos.
La soberbia no es buena consejera y cuando quien la ostenta no tiene siquiera representatividad ganada más allá de su territorio ínfimo en la provincia más grande del país, hasta resulta irritable para los que venimos luchando diariamente por sostener las banderas de un proyecto colectivo bien altas.
La reconstrucción del Movimiento con miras a la recuperación del poder tiene muchas aristas. Sin embargo, somos mayoría los que consideramos que con sectarismo, abrazos en las plazas, periodistas ungidos en referencia política y lindas fotos institucionales rodeados de los que ya nos conocemos, no sea la manera.
“Perder fue lo mejor que nos pudo haber pasado”, dijo el intendente de Avellaneda. ¿Se animaría a decírselo a los más de 170 mil despedidos por el gobierno macrista?
Un mínimo de responsabilidad política es lo que estamos reclamando. Quienes tuvieron la responsabilidad de la estrategia electoral son los que deben dar cuenta.
Lo que está en juego no es una silla que llenar, lo que está en juego es el futuro de un Pueblo que sigue mirándonos atónito.