Reflexiones sin horario
No hay horario para comer chocolate
no hay horario para prender una vela,
tampoco para leer un fragmento de un libro ni para un mate.
Siempre hay como que hacer
el gestito ese con la mano y la oreja
como para escuchar, pero para adentro,
lo que el cuerpo quiere,
sería una cosa así.
qué simple y qué olvidado.
Los viajes comienzan en las ideas,
en las valijas,
en ese subidón en la barriga.
siempre dar
apostar a la apertura
mirar el cielo y disfrutar el sol
abrazar los recuerdos
honrar la historia
sanar el linaje
encarnar la valentía que nos toca
permitirse – sentir
crear regalos con entusiasmo
le agrega valor.
aportar magia es un montón también.
romper las barreras de la mente puede traer cosas inimaginadas.
lo cotidiano volviéndose místico.
ritualizar.
Todo ésto puede parecer complicado a veces,
incluso inconcebible,
hay que probar.
hacer fuerza y luego apaciguar.
volver a la reflexión crística
puede abrir puertas, ver puentes,
donde se veía un simple acto
de bondad.
Agus Mendoza/@ es.ineffable