Año Nuevo
Doce hojas fueron cayendo del viejo calendario
y un año naciente su mano me extiende.
Los frutos de lo sembrado comienzan a madurar,
algún sueño cumplido, la amistad que se afianza.
Tres fervientes anhelos me hizo un ángel pedir,
un ángel humano con rostro de mujer,
manantial de ternura, destello de fe,
la luna hecha sonrisa, sensible como el mar.
Concretar en noble tarea cuatro años de esfuerzo
madurando en silencio el deseo de ser alguien,
de llegar al vencido e incitarle a luchar,
de servir a mi pueblo orientando el pensar.
También respirar salud en un mundo deshecho,
sentir del estío la tibieza acariciando mi tez,
alma y cuerpo en brío siempre renovado
arrastrando juventud más allá de la vejez.
Compartir con la amada las horas de inquietud,
fundir en un beso tantas horas de ansiedad,
transitar por la vida con la apreciada compañía
que supo teñir de aurora la noche de mis desvelos.
Alberto Cirkov