Contrapunto

Pretendiste cual necio alcanzar la fortuna,
en medios no reparaste ni exhibiste escrúpulos.
En tu infame escuela crecieron discípulos
que bondad no tuvieron ni sonrisa alguna.
Agua de ese aljibe no he querido beber.
El tesoro más grande se guarda en el corazón
y la dicha más cierta que conoce la razón
en lo profundo del alma comienza a crecer.
Con orgullo luciste las joyas más preciosas
y altiva te mostraste con quienes te rodeaban.
A tu vana soberbia los falsos adulaban
llenando siempre tu ego con palabras hermosas.
Uvas de ese racimo no he querido probar.
Es la sencillez virtud que abre todas las puertas
ofreciendo los frutos que maduran mil huertas
en bandejas de calma a quien supo cultivar.
Buscaste en los placeres vino para tu copa
mas sediento volviste con los labios resecos.
La aridez de tu pecho te aturdió con sus ecos
y desnudo tu cuerpo no encontraba su ropa.
Trigo de esa cosecha no he querido comprar.
Aprovecha su tiempo quien libera su interior
y reparte alegría donde abunda el dolor.
Sólo es feliz quien puede en la tristeza cantar.
Alberto Cirkov