Amigo animal

La realidad que enceguece, obnubilante, se desdibuja ante mí como si no existiese.
Y esta obsesión de coser palabras que trae la perra inquietud interna nace en el vacío más solitario de un gran misterio que me interpela.
De las emociones pre catacumba que me sacuden sin aflojar Lo que me inspira como la luna es la mirada de un animal.
Él que me muestra en secreta alquimia lo que no entiendo de la amistad. Él que ve en mí un maestro, uno más de su manada. Él me cobija en pecho peludo, calor de cuna y buen camarada.
Porque el animal es eso, es pulsión nacida en el reaccionar y sé que en la tierra de los días muertos siempre nos vamos a reencontrar.
Nado en gracia todos los días que junto a mí lo veo retozar.
Pero cuando pienso que ya tengo el corazón empeñado en una carrera que voy perdiendo, y que jugué todos mis números en una ruleta que está inclinada en un juego que no comprendo y que me lleva una vil ventaja se me llena el pecho de nostalgia al pensar lo que está sintiendo ese animal que mi alma sana cuando acaricio su fiel recuerdo.
El Zar de los Cuentos