Las veces que siento

Las veces que siento

Hay ciertos momentos en qué me veo pequeño ante el mundo y sin protestar acepto la debilidad y hago mía la noche más oscura.

Y son noches que duran más que el día, noches emancipadoras que me embeben en caña y ron.

Noches, son noches en qué una soga rodea mí cuello y casi que me dejo llevar. Pero detrás de mis vísceras y huesos, es allí dónde se esconde mí alma que sobrevive en este cuerpo usurpado.

Y de algún mágico mundo llegan voces, que vienen viajando y hablándome entre centenares de lenguajes y sentires. Es entonces que oigo.

Son momentitos en qué los planes de mí diablo interno, pierden razón y mí mente se desenamora un poco más de él. Instantes sutiles de bravura en la carne y agallas de mil guerreros. Porque duele vivir, se me hace lento el camino y creo que la existencia es ineficaz. Pienso qué solo seré un murmullo que a la larga se irá desvaneciendo en las arenas del tiempo.

Nadie me recordará, jamás nunca dirán cómo lo hice.
Maltrecho, cómo un perro apaleado y pidiendo piedad siento aquí y ahora que puedo desparecer como un breve suspiro sin dejar rastros. Ser alguien que nunca existió.
Pero a la vez puedo contener historias maravillosas en mis adentros y todo en este breve lapso que respiro. Es solo cerrar los ojos y viajar al encuentro de musas rescatadoras e inverosímiles formas de existencias.

Matias de Lorenzo