Ushuaia

Ushuaia

Ushuaia, joya austral de la república,
olvidarla no puede quien gustó de su paisaje
y transitó por sus calles de polvo y de piedras.
Quien masticó con delicia el dulce calafate.

Bahía que se abre hacia el poniente,
Le Martial le saluda con sus cumbres nevadas
y Olivia y Cinco Hermanas, gigantes atalayas,
custodian en silencio la magia de su encanto.

Lamen su ribera las aguas apacibles
del canal transparente que separa dos naciones,
y buscan los hombres arrancarle sus centollas
mientras barcos callados reposan en su puerto.

Coloridas montañas bordean su cintura
con sus faldas decoradas por bosques de lenga,
y los ríachos poblados por truchas y salmones
entre cerros y valles van abriéndose paso.

Confín de la tierra que extendió sus brazos
a varones como Stirling, Bridges y Lawrence,
que cruzando los mares al igual que Gardiner
trajeron la Palabra cual tesoro que ofrendar.

Hoy convive su gente en ejemplar armonía.
La mano extendida hacia algún forastero
que golpea a sus puertas ya caída la noche:
compartí pan y techo con un hermano fueguino.

Alberto Cirkov

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