El cierre de oficinas presenciales: una exclusión disfrazada de modernización

La digitalización avanza, pero nuestros adultos mayores quedan atrás
Otra vez la impotencia me confronta, me empuja la nariz contra la cara. Otra vez un volcán erupciona en mis vísceras, provocando una catarsis de lava que escupo furiosa en palabras irreproducibles. Otra vez la maldita pregunta aprieta mi garganta: ¿Y nuestros viejos? ¿Cómo hacen?
No sé quién tomó esta decisión, pero me gustaría que llegue a sus ojos este escrito y que me conteste. Que me diga qué costos abarata y qué comodidades le suma tanto como para cerrar una de las pocas oficinas presenciales que quedaban.
Hay generaciones que pueden defenderse con internet y tecnología. Pero hay otras que quedan descartadas, dejadas de lado, convertidas en ciudadanos de segunda. Que pasan de pertenecer a sentirse inútiles, impotentes… ¡Y después hablan de inclusión! ¡Hipócritas! Hago responsable al Estado por esta discriminación que, como en AYSA, también ocurre en Edenor, Gas Natural y tantas otras empresas que pueden llamarse estafadores de guantes blancos.
Cada una en su área, brindando un servicio a medias, exigiendo pagos mensuales sin demora y con aumentos desmedidos. Mientras tanto, cuando hay una necesidad real de hacer un reclamo, la burocracia golpea más fuerte que la pérdida económica. Con estas decisiones, perjudican a nuestros adultos mayores, que no solo enfrentan barreras generacionales con la tecnología, sino que, en muchos casos, ni siquiera tienen los recursos para acceder a una computadora o un teléfono inteligente.
Me pregunto en qué piensan los responsables de estas determinaciones. ¿Priorizan números en un Excel antes que a las personas? ¿Tienen los empleados la empatía y la posibilidad de sugerir alternativas o solo acatan órdenes como corderitos?
¿Por qué, en lugar de cerrar oficinas, no crean espacios de capacitación gratuitos para adultos mayores en el uso de herramientas digitales? ¿Por qué no destinan recursos para saber cuántos quedaron excluidos del sistema? Si pueden conseguir números privados y llamarnos para pedirnos el voto, ¿por qué no usan ese mismo método para consultar quiénes necesitan ayuda?
Políticos responsables, hagan uso de los restos de humanidad que les quedan. No sean ustedes mismos los cuervos que se comen a nuestros viejos.
Rita Frank.