El refugio de Quiroga

Entre piedras blanqueadas y grises mariposas
que detienen su vuelo como un alto en su viaje,
y troncos altísimos custodiando el paraje
descubro en silencio mis cuerdas primorosas.
Del ilustre cuentista fue el lugar preferido:
reducto de soledad buscado en el follaje
donde maduró paciente el íntimo paisaje
que perfuma de selva su relato más querido.
Viendo la higuera brava soy testigo asombrado
del abrazo constante que oprime al lapacho,
y sacude con fuerza mi corazón de muchacho
la humana semejanza del cautivo maltratado.
De la oculta cigarra el canto reiterado
con sus acordes inunda la selva misionera,
y mi corazón estalla en dulce primavera
con el verdor del helecho en mi pecho grabado.
Alberto Cirkov